Este blog nació hace algunos años y es uno de los frutos de la amistad de Felipe y Camilo, dos amigos que, gracias a sus guitarras rojas, se encontraron para darle vida a Alessandro, un chico que tiene un poquito de Felipe y otro poquito de Camilo. Viajes, porros, música, ficción, poesía y yagé, protagonizan este espacio.



lunes, 2 de mayo de 2011

Buscando Motivos para vivir…

2 de Mayo 2011


Buscando Motivos para vivir…

Caminando por la calle, intento no pensar, intento sentir la brisa en mi cuerpo que va pegando mi ropa a mi piel, sintiendo cómo mi rostro y mis brazos reciben la luz del Sol, y los van volviendo un poco más rojos, más colorados… es imposible no cubrirme con las manos mi cara y los ojos, porque mis ojos son un poco sensibles… voy caminando y veo el mundo, veo los perros y la gente pidiendo cien pesos para pagar la pieza o para completar para el basuco. Cuando me piden plata me da tanta pereza meter las manos en los bolsillos, que siempre les digo que no tengo.

Monserrate es enorme, hoy tenía un brillo especial, hoy está dispuesto a seducir, y me está seduciendo. Los edificios dibujan en su piel sombras. Pobres edificios, nunca les preguntan dónde quieren estar…Solo la gente los ubica donde les parece más estratégico para su economía.

Estoy seguro que ellos no desean cubrir estas montañas bellas, están ahí firmes agachando la cabeza, porque aunque quieran, no pueden salir corriendo. Desean tocar el cielo, y en un acto mágico llegar tan alto y desprenderse de esas bases de acero para no volver a sombrear la robusta piel de las montañas.

Ya se han vuelto amigos, las montañas y los edificios. Las montañas son conscientes que no es culpa de los edificios que estén ahí. Entonces, ellas, las montañas, los reciben con cordialidad, les preguntan por sus días, si se ven afectados por el clima, les advierten cuándo va a llover para que con su poder mental y su convicción no les de gripa, porque la gripa de un edificio es una cosa atroz.

Tan acostumbrados están de estar de pie los edificios, que ya no sienten cansancio en sus pies.

Y así, todo adquiere vida, mientras vemos televisión o estamos chateando en facebook. Nunca la gente se preocupa por si la mesa del comedor ha tenido un bien día, o si la lámpara desea estar durmiendo todo el día porque la noche anterior se desveló cuidando los sueños de Cristina.

En éste día soleado, la virgen de Guadalupe está recibiendo todo el Sol, no creo que haya tenido tiempo de aplicarse bloqueador solar, y, como ya es costumbre en éste país, a nadie le importa. Ni siquiera se preguntan si una virgen que está tan alto como ella desea al menos abrir una sombrilla para refrescar un poco el ardor que debe tener por estar todo el tiempo expuesta a los rayos solares y a la mierda de paloma.

Los carros que van por la circunvalar hacen cosquillas en esas montañas, si uno se detuviera a escucharlas se percataría de sus carcajadas. Estos seres son realmente maravillosos, están toda su vida desnudos, exhibiendo sus colores, sus recovecos y sus alturas. Siempre que me siento grande miro las montañas, y al instante me doy cuenta de lo pequeño e indefenso que soy.

Creo que ahora encontré un motivo para vivir. Porque encontré vida en lo que se piensa que no hay vida, porque no hay nada inmóvil, porque todo hace parte de un plan, y mi plan es tener un No Plan.

Morir cada instante y volver a vivir en otro instante.

Tengo frío, prenderé un Belmont. Aunque sé que no me quitará el frío, al menos me elevará por seis minutos.

Camilo Art

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